Los esclavos de Lima y su defensa del matrimonio en el siglo XVII
Fecha
2019-07Autor
Gonzales Jauregui, Yobani Maikel
ISBN
978-612-4238-17-8Metadatos
Mostrar el registro completo del ítemResumen
Los estudios sobre la presencia afrodescendiente en América colonial han estado vinculados a una explicación economicista, la que valoró la importancia que tuvo la presencia del africano y sus descendientes en el desarrollo económico de los espacios coloniales; sobre todo, las economías de plantación. En las últimas décadas, si bien ha existido un impulso por abordar la interacción de los esclavizados con los demás grupos étnicos, los estudios sobre su vida cotidiana, usos de la vía jurídica, etc. aún son modestos en el Perú. Este hecho se explica por el blanqueamiento social y la invisibilización a los que se ha sometido el aporte africano y afrodescendiente, motivado en parte por la importancia brindada a la población indígena en el Perú colonial, el sujeto histórico privilegiado en los estudios de historia. Esto ha moldeado una dualidad en la historiografía peruana, que ha girado en torno a una tradicional y a una crítica. Una es más contestaría que la otra, pero con el mismo matiz de exclusión de los africanos y sus descendientes. Incluso, una disciplina como la etnohistoria, cuyo objetivo es rescatar la voz de los ausentes en el discurso histórico, ha sido desbordada por el estudio privilegiado del indígena en su relación con la cultura dominante. En otras palabras, la historia peruana se andinizó, pues impuso una lógica donde lo étnico es equivalente a indígena. Desde esta perspectiva, nuestra investigación busca quebrar este molde historiográfico excluyente, así como alejarse del reduccionismo esclavizador-esclavizado. Asumimos que, en esta relación de subordinación, el africano y sus descendientes poseen una capacidad creadora y reproductora de formas culturales, tanto propias como ajenas a su universo cultural. Un claro ejemplo es su relación con la escritura, que no implica una lectura directa, sino un aprendizaje oral de lo escrito, debido a una permanente socialización de la escritura que se realizaba a diario en las misas o en otros espacios de la ciudad.